A medida que pasaban los minutos y los adherentes se congregaban para celebrar el triunfo de José Antonio Kast en las elecciones presidenciales de Chile, subía el entusiasmo con gritos en tono festivo y con tintes contrarios al presidente saliente, Gabriel Boric, y a la izquierda. “¡El que no salta es zurdo!” y “¡Fuera merluzo! [como le llaman ofensivamente los opositores al mandatario chileno]”, coreaba el público que esperó por horas el discurso del triunfo del candidato vencedor de las derechas.
Más de 20.000 personas, mayoritariamente vecinos del barrio acomodado de Las Condes, en el sector oriente de Santiago, llegaron la tarde de este domingo hasta las cercanías de la sede del Partido Republicano, la formación de extrema derecha fundada por Kast. El público —jóvenes, familias con niños, parejas y adultos mayores— enarbolaba principalmente banderas chilenas, pero también emblemas de la campaña del ahora presidente electo.
“Estoy emocionada de que haya salido un presidente como Kast. Es un cambio muy grande. Ojalá que saque el resentimiento, el odio [existente] y una un poco más al país, que está muy disociado”, dijo María Jesús Barros, psicóloga de 40 años, que llegó para el festejo del triunfo del abanderado republicano en compañía de sus dos hijas pequeñas.
Decenas de vendedores ambulantes aprovecharon la ocasión para ofrecer banderas chilenas y del propio Kast. Algunos más creativos vendían retratos de futuro gobernante chileno, ya con la banda presidencial, e incluso gorras rojas donde se podía leer Make Chile Great Again, una copia local del lema de campaña de Donald Trump para llegar a la Casa Blanca en 2016 y acrónimo de su movimiento, MAGA.
“Vine a celebrar al futuro presidente de Chile. Espero que con él exista una reactivación económica y mayor seguridad”, destacó Juan Manuel Martínez, ingeniero en informática, de 52 años. Las pifias estallaron cuando apareció en las pantallas montadas la imagen de Boric en el momento que llamaba por teléfono a Kast y le expresaba sus felicitaciones por su victoria y por ser su sucesor. Y los aplausos fueron unánimes cuando un helicóptero de Carabineros —la fuerza policial duramente cuestionada por la represión durante el estallido social de 2019— sobrevoló la manifestación.
Kast será el primer presidente de Chile reconocido como admirador de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). El otro jefe de Estado de derecha del actual período democrático, Sebastián Piñera, siempre se declaró contrario a ese Gobierno. Por eso algunos de los asistentes al mitin de celebración del domingo mostraron emblemas que recordaban el régimen militar, como unas banderas con la cara del exdictador. Curiosamente, la manifestación del triunfo, que llenó algunas calles de la avenida Presidente Errázuriz y de la calle Asturias, se llevó a cabo junto a la casa que por 25 años ocupó Augusto Pinochet cuando fue comandante en jefe del Ejército, entre 1973 y 1998.
No pocos partidarios de Kast llevaron botellas de vino espumante y copas de vino para festejar el triunfo. Ese fue el caso de Maribel Saavedra, que cuidaba con celo su botella y que esperaba abrirla cuando el presidente electo ofreciera su discurso de la victoria. “Espero que Kast controle la inmigración, porque hay un enorme desorden en el país y es necesario poner orden”, afirmó esta asistente social de 42 años, en alusión a los 330.000 sin papeles que residen en Chile.
No todos los asistentes eran de zonas acomodadas de la ciudad. También llegaron desde más lejos, como Ximena Campos, una dueña de casa, de 68 años, que se trasladó cuando aún no se daban a conocer los primeros cómputos electorales. Lo hizo desde La Pintana, uno de los sectores más pobres de Santiago, al sur de la capital. “Vine a celebrar la victoria y ahora espero que cumpla las cosas que prometió”, dijo acompañada de su hija.
Animados por las canciones del popular cantante de cumbia tropical Américo —especialmente por su tema Te vas, dedicada por el público a Boric, quien debe entregar el mando el próximo 11 de marzo— no decayó el espíritu de los adherentes pese a las cerca de tres horas que tuvieron que esperar para escuchar el discurso de Kast, que tuvo una duración de 54 minutos.
Aparte de las banderas, muchos llegaron luciendo la camiseta de La Roja, la selección chilena de fútbol, y el público se unía en una voz ante el grito del “¡Chi, chi chi, le, le, le, viva Chile!”, pero también coreaban el lema que recordaba los años de dictadura: “¡Chile es y será un país en libertad!”.
El público interrumpió en algunos pasajes del discurso de Kast. Incluso hubo pifias cuando el presidente electo nombró a la candidata derrotada, Jeannette Jara. Pero él los paró en seco, con la frase: “Respeto y silencio”. En todo caso la euforia no decayó al punto que un adherente le gritó: “Te amo, presidente”, lo que sacó las risas de los asistentes y del propio gobernante electo.