El presidente electo José Antonio Kast, representante de las derechas, asumirá como jefe de Estado el 11 de marzo de 2026, pero a partir de este lunes y durante los próximos meses su equipo afinará los detalles de su aterrizaje en el Palacio desde La Moneda chica. El centro de operaciones está ubicado en La Gloria 88, en Las Condes, y está previsto avanzar en el llamado Plan Desafío 90, a cargo del economista Bernardo Fontaine. El objetivo es alistar una batería de medidas para aplicar durante los tres primeros meses de Gobierno para “marcar la diferencia y llevar a la práctica cambios reales y profundos”, principalmente en materia de inmigración, seguridad y una reforma judicial. En el punto de prensa tras su votación este domingo, Kast adelantó que van a invitar a médicos, vecinos, profesores y a la ciudadanía en general a colaborar y solucionar los problemas. “No queremos que nadie quede olvidado en Chile”, sostuvo.
Uno de las primeras medidas que se tomarán en La Moneda chica, según medios locales, será la creación de un comité político conformado por los partidos de las derechas que lo apoyaron en su candidatura de la segunda vuelta: los de la coalición de Chile Vamos, de la derecha tradicional, el Partido Nacional Libertario, el Partido Social Cristiano y las dos formaciones que se autodefinen de centro, Amarillos y Demócratas. La idea es que en las próximas semanas logren sellar un acuerdo programático para que exista “una coordinación fluida”, al menos, en el arranque del mandato. Aunque en la campaña de segunda vuelta los líderes de los partidos que respaldaron a Kast sostuvieron frecuentes encuentros con los republicanos, es ahora cuando se definirá el peso de cada uno en el futuro Gobierno. Esta es la primera vez que el Partido Republicano llega al poder por lo que será una prueba inicial de su capacidad de negociación y liderazgo.
El equipo de Fontaine está coordinando a los responsables de cada área y sus objetivos, que incluyen la presentación inmediata de proyectos de ley y acciones de gestión del Estado: “La idea es que cada ministro llegue con un calendario y tareas de acciones definidas”. Está previsto que en La Moneda chica también se instale el grupo de trabajo de Jorge Quiroz, asesor económico del republicano, que trabaja desde hace unos meses en la implementación del ajuste fiscal prometido de 6.000 millones de dólares en los primeros 18 meses en La Moneda. Durante toda la campaña se le consultó a Kast y los suyos dónde se harían los recortes económicos y si estos afectarían programas de beneficios sociales que reciben los más vulnerables. La respuesta nunca fue del todo nítida, aunque el ahora presidente electo reiteró que no tendría un impacto en los subsidios.
En las nuevas oficinas también se trasladará el equipo de comunicaciones de Kast, liderado por la periodista María Paz Fadel. Es probable que los comités de vivienda, finanzas públicas y sociales, formados hace un tiempo, se sumen al amplio centro de operaciones de la calle La Gloria.
Desde hace unos meses que los republicanos están revisando medidas que no necesitan pasar por el Congreso y, las que sí, al menos al inicio, estarán enfocadas en seguridad y migración -uno de los proyectos de ley que probablemente se presenten primero será el que tipifica el ingreso irregular como delito-. Al ser tratarse de unas de las principales preocupaciones de los chilenos, apuestan por que no encuentren mayor resistencia para sacarlas adelante en los primeros meses de mandato, al menos en los partidos de oposición al Gobierno de Gabriel Boric.
La coalición de extrema derecha logró en las elecciones parlamentarias del pasado noviembre 42 diputados que, sumados a los 34 de la derecha tradicional, alcanzan 76 parlamentarios de un hemiciclo de 155 que también comenzará su ciclo el próximo marzo. Las derechas no llegan a ser mayoría porque la lista del populista Franco Parisi -aunque opositor a Boric, se declara “ni fascista ni comunista”- alcanzó sorpresivamente 14 escaños.
Para coordinar el trabajo en el Congreso ha trascendido que el presidente del Partido Republicano y senador electo por Valparaíso, Arturo Squella, asuma un papel clave. Squella, que ha estado junto a Kast desde su primer intento presidencial en 2017, ya ha sostenido conversaciones con algunos parlamentarios, incluidos de la izquierda, según medios locales, y así allanar las discusiones y no comenzar el mandato con desencuentros muy marcados entre oficialismo y oposición.
Las expectativas que ha generado Kast durante su campaña son altas, con un discurso enfocado en un “cambio radical” y que “va a estar todo bien”. Conscientes de las altas esperanzas infundadas en la ciudadanía, el jefe de campaña de la segunda vuelta, el ingeniero Martín Arrau, dijo hace unas semanas al Diario Financiero para intentar controlarlas: “Si alguien espera que todo cambie el primer día, no va a ser así”. Seguramente uno de las medidas en que estará puesta la atención es qué hará para expulsar a los 330.000 migrantes que viven en situación irregular en Chile. Desde hace semanas que Kast lleva un conteo de cuántos días les quedan para abandonar voluntariamente el país sudamericano, previo a su llegada al Gobierno. Quienes no se vayan por su cuenta, serán buscados y expulsados, ha dicho el republicano, aunque también ha planteado que serán los empleadores de los sin papeles los que pagarán los pasajes, una idea que se ha considerado poco factible.
Otro tema que se ha instalado es dónde vivirá el presidente electo y su señora, la abogada Pía Adriasola, la nueva Primera Dama. El matrimonio vive en Paine, una ciudad rural ubicada a una hora al sur de Santiago. Con atasco, el traslado hacia el centro de la capital, puede llegar a tardar una hora y media. Una opción que está barajando la pareja, según medios locales, es irse a vivir a La Moneda. El último presidente que hizo lo propio fue Carlos Ibáñez del Campo a mitad del siglo pasado e implicaría reformar una zona del Palacio, con permiso del Consejo de Monumentos Nacionales, para que se puedan instalar los Kast Adriasola.